viernes, 15 de junio de 2012

México cierra su oficina en la UNESCO para “ahorrar”

más de cincuenta años del ingreso oficial de México en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el gobierno federal mexicano tomó la decisión de cerrar su representación en París el pasado diciembre, y de transferir sus funciones a la embajada de México en Francia. La causa primordial de esta acción es la cuestión económica: el país necesita ahorrar. Evidentemente, las reacciones no se hicieron esperar, pues se ve como un atentado contra la cooperación internacional en materia educativa, científica y cultural. El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo y el diputado del PRD, Alfonso Suárez del Real, para el periódico La Jornada, expresaron su inconformidad ante una medida que, consideran, no fue analizada con la debida atención.

Si bien nadie cuestiona la importancia del ahorro en un país que atraviesa tiempos difíciles, resulta un tanto incongruente que el gobierno no haya “tocado” en lo más mínimo el presupuesto destinado a la embajada “eminentemente simbólica” de México ante el Vaticano; y que, por el contrario, lo haya incrementado, como da cuenta el diputado Suárez del Real. Este hecho es sólo una muestra del poco interés que los mandatarios tienen en la “promoción de la educación para todos, la ciencia y la cultura”, misión primordial de la UNESCO. Y es que, a pesar de la transferencia de funciones a la embajada en Francia, Muñoz Ledo insiste en que dada la importancia del órgano, éste requiere de la atención que suele consagrase a cualquier similar autónomo. Es decir, ¿será capaz esta embajada de cumplir las tareas que la misión permanente de México ante la UNESCO tenía a cargo?
Otra preocupación es el “pésimo mensaje que estamos enviando como país”, asegura Muñoz Ledo; pues con esta acción se demuestra el desinterés por mantener relaciones de cooperación con otras naciones en cultura y educación; sobre todo al abandonar una organización que cuenta con ciento noventaitrés estados miembros. De nuevo, los privilegios a la representación de nuestro país en el Vaticano confirman que nuestros esfuerzos como nación son encaminados a causas inútiles y simbólicas. Sin embargo, aún existe la oportunidad de revertir la decisión y reabrir la oficina. Y es que, si lo que le preocupa al gobierno es la promoción de nuestro país, esta determinación simplemente avivará sus inquietudes al respecto.

 

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